Neko

Cita del momento:

"No se puede ir por ahí construyendo un mundo mejor para la gente. Sólo la gente puede construir un mundo mejor para la gente. Si no, es solamente una jaula."
-- Terry Pratchett, Brujas de Viaje.
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viernes, 2 de julio de 2010

RUIDO

Definitivamente, el cuerpo humano está mal diseñado.
Podría extenderme mucho en este tema, pero hoy me voy a centrar en algo que me afecta directamente: el oído.


¡Maldita sea! ¿Por qué no podemos cerrar el oído igual que cerramos los ojos?
¿Por qué es tan difícil aislarse de los ruidos ensordecedores de nuestro alrededor?
Como las obras del local comercial de al lado, que están resultando ser un auténtico infierno.

A ver, que yo soy la primera que cuando se ducha, o cuando me cambio para ir al trabajo, pongo la música a toda pastilla, pero es sólo un ratejo. Y nunca, nunca, si hay personas durmiendo-descansando-estudiando, o si son horas intempestivas (ya sea mañana o noche).
Que ante todo, hay que tener un respeto. Y además, para eso se inventaron los auriculares. Para escuchar música sin molestar al prójimo.

Pero de lo que yo me quejo hoy no es de la música alta...Si no de la contaminación acústica bestial de las obras que tengo al otro lado de la pared.

Desde las ocho de la mañana, comienzan la tortura auditiva taladros, martillos neumáticos que hacen vibrar mi cama, mi mesita... cascotes de escombros cayendo al contenedor de metal gigantesco aposentado a unos 15 metros de mi ventana, ruido de maquinaria pesada, de nuevo el taladro, gritos de obreros...

Que yo no digo que no sea necesario, pero tener la obra pared con pared, por toda la casa, durante un mes, durante todo el día menos una horita para comer... Es estresante, como poco.

Me levanto de mal humor. Ya no por madrugar, si no por despertarme bruscamente, y tener la certeza de que ese fuerte ruido va a durar todo el día sin descanso.
No hay que tomarlo a broma:


Y es que cuando algo te molesta y no lo puedes controlar, te molesta el doble.

Y yo que me quejaba de las vuvuzelas del mundial....

Por eso digo lo del mal diseño.
Ya sé que estas obras que padezco son necesarias para mejorar las condiciones del local, del que nos aprovecharemos todos los vecinos. Coooorrecto.
Pero, ¡ni con los tapones para los oídos consigo aislarme del ruido!
Me levanto de mal humor, con dolor de cabeza, no me concentro en nada, no descanso bien, y salir de casa es una elección difícil si sabes que afuera vas a encontrar 37 grados o más esperando a freirte el cerebro. Apufffff.


No me quiero imaginar lo que tiene que estar soportando el planeta.

Y no me extraña que se vengue sutilmente de ese parásito destructivo que es el ser humano.

1 comentario:

La Belle Dame Sans Merci dijo...

Somos unas desgraciadas, chica... ;)