Un maremoto en mi alma atormentada

Siguiendo con la catarsis personal que supone este blog, y sabiendo de antemano que los protagonistas de esta crónica no van a comentar nada, quizá Marta, pero no creo.... Aún así, os voy a contar a los que queráis leerlo, mis últimas andanzas, para que veáis lo bien que se lo puede llegar a pasar uno en mi pueblo... Aunque hay que tener en cuenta que la felicidad, como todas las cosas en esta vida, parecen no durar eternamente.

Espero que ese no sea el caso de mis primos recién casados, Paco y Laura. El día 11 sellaron su compromiso en mi pueblo, y fue una celebración por todo lo alto que me hizo infinitamente feliz.

Como es costumbre, volví a ir sola y mis tías, primas... volvieron a avasallarme a preguntas del tipo ¿y dónde está tu novio?
Pero qué iba a hacer, tuve que ir sin acompañante, porque Ville está de gira... ;P Y eso que se compró un bonito traje para la ocasión, jajaja!

El caso es que esta boda me hacía mucha ilusión, porque con mi primo siempre me he llevado de maravilla (alguna vez os he hablado de él: es el guitarrista de Ye Puyada), y su ahora esposa siempre ha sido "mi primica" más que la novia de.

Así que como sopresa, le compusimos unas jotas entre mi hermana y yo, y se las cantamos en compañía de todos los primos ese día, a modo de ronradera...¡Cómo se emocionaron los pobrecicos!


Después, y ya con un estrés de caballo frente a lo que me esperaba, pasé unos días de preparativos en mi bar preparando kilos y más kilos de kraken, digoooo, sepia, para dar las cenas de fiestas, lavando mejillones (no me seáis malpensados, joer...), ordenando la cocina, cortando pollos con mi hacha (mooola!), apilando platos, rellenando los servilleteros, poniendo las mesas, limpiando por aquí y por allá... Mi casa parecía una auténtica mina de enanos currantes.

Y llegaron las fiestas. Al increíble follón que se preparaba en mi bar, desde las 8 de la tarde hasta la 1:30 sin parar, y recalco SIN PARAR de servir tabaco, hacer cafés, entrar y salir de la cocina con platos y más platos, poner bebidas, atender en las gominolas, poner carita de buena camarera cuando en el fondo quieres acuchillar a ese pesado que no deja de incordiarte...
Buehhhh...No os lo podéis imaginar. Cuando acabábamos de recoger y limpiar todo, no me iba a dormir...¡Me iba de fiesta! Hasta que el sol me indicase el camino de vuelta...Bueno, el sol ya llevaba unas horitas fuera todos los dias...

Y a las 12 o las 13:00 como muuucho, arriba para currar otra vez hasta la hora de los toros. Y aun así, vuelta a casa pronto para trabajar otra vez.

Eso sí, las noches las aproveché de lo lindo. No quizás todo lo que hubiese querido, pero ese es otro tema.

El caso es que sin duda la mejor fue la noche del jueves por motivos personales....Y la del viernes por motivos sociales, porque ese dia fue elegido para que mi peña se caracterizase de....¡piratas!

No aparecemos todos los que estábamos, pero os hacéis una idea...

Estas fiestas tuvieron de todo...Viejos amigos retornaron para pasar toda la semana, como Sergio y su pandilla (un abrazo para Álex y Adrián!!) al que por cierto, te debo un viaje a Madrid, prometo cumplir mi promesa!!!
Otros fugaces, como Jorge, con ese dominio del idioma galo....ains...¿Cuándo dices que vuelves, mon chèri?

Aunque alguno no me crea, me acordé muucho de vosotros, khazadumañitos míos, y si no mirad con qué cachirulo iba a la plaza de toros:

Total...Muchas esperanzas, mucho abrir los ojos, pero mucho sangrar viejas heridas.

Menos mal que las buenas amigas siguen ahí...Poniendo toda el alma al cantar el "Ayer soñé" de Benito Camelas, o nuestra "Vicio" de Reincidentes, sin poner en ningún mometo morros de caldereto sólo porque esa musica de melenudos ocupase los bafles parte de la noche...

Todo un popurrí de sensaciones. En conclusión: unas buenas fiestas.